Los líderes de las dos naciones enfrentadas durante casi 60 años se
encontraron cara a cara en la recepción previa a la ceremonia inaugural
del evento y charlaron cómodamente entre un grupo de líderes.
PANAMÁ, Panamá, abr. 10, 2015.- Los presidentes de Estados Unidos,
Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro, se estrecharon las manos
sonrientes el viernes en la inauguración de la Cumbre de las Américas en
Panamá, un gesto cargado de simbolismo en momentos en que ambos buscan
restaurar los lazos entre los enemigos de la Guerra Fría.
Los líderes de las dos naciones enfrentadas durante casi 60 años se
encontraron cara a cara en la recepción previa a la ceremonia inaugural
del evento y charlaron cómodamente entre un grupo de líderes, mostraron
imágenes de televisión y una serie de fotos tomadas por una delegación
oficial.
"Se saludaron y se estrecharon las manos", confirmó Bernadette
Meehan, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Sin embargo, un funcionario de la Casa Blanca dijo que fue "una
interacción informal y no hubo una conversación sustancial entre los dos
líderes".
Obama y Castro está previsto que se vuelvan a encontrar el sábado, en
un encuentro en el que hablarán sobre sus esfuerzos por restablecer las
relaciones diplomáticas e impulsar el comercio y los viajes entre los
dos países. Antes de la cumbre, hablaron telefónicamente.
El acercamiento entre La Habana y Washington domina la cita
continental que se celebra el viernes y el sábado en la capital panameña,
casi cuatro meses después de que los viejos rivales ideológicos
sorprendieran al mundo anunciando un proceso para reanudar relaciones
políticas y comerciales.
Previo a la reunión presidencial, los cancilleres de Estados Unidos y
Cuba mantuvieron el jueves la reunión diplomática de más alto nivel
desde que Washington impuso sanciones comerciales a Cuba en 1960 y luego
rompió relaciones diplomáticas en 1961.
Aparte de un par de breves encuentros informales, Washington y La
Habana no han tenido ninguna reunión relevante desde que Fidel Castro
derrocó al dictador Fulgencio Batista en la revolución de 1959 y dirigió
a la isla a una estrecha alianza con la Unión Soviética.
RETIRO DE CUBA DE LISTA
Obama dijo antes el viernes que los tiempos en los que Estados Unidos
imponía sus políticas en América Latina quedaron atrás, pero aseguró
que su país seguirá defendiendo las libertades tanto en esta región como
en el resto del mundo.
"En el proceso de normalización de los vínculos con Cuba vamos a
tener diferencias como con otros países de las Américas", aseguró el
mandatario, quien pidió que los propios cubanos decidan cuál es el mejor
camino hacia su prosperidad.
En lo inmediato, existe expectativa de que Obama pueda anunciar el
retiro de Cuba de una lista de países que auspician el terrorismo, una
categoría en la que fue incluida por promover movimientos rebeldes en
América Latina y que supone una importante traba para reactivar los
negocios con la isla.
El Departamento de Estado de Estados Unidos aconsejó que Obama tome
dicha medida, pero el mandatario estadounidense dijo el jueves que está a
la espera de una recomendación de los asesores de la Casa Blanca.
Cuba y Estados Unidos han dado pasos como la liberación de detenidos,
conversaciones sobre Derechos Humanos, temas económicos, facilidades
para viajes y han hablado de abrir embajadas, algo que todavía no se
concreta.
Con el acercamiento, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos,
vaticinó una mejor integración continental en el futuro. Santos fue
anfitrión de la Cumbre de las Américas previa, en la que Latinoamérica
reclamó al unísono a Obama la presencia de Cuba en el foro en la cita de
Panamá.
"El presidente Obama tomó una decisión audaz, una decisión valiente
que mejora sustancialmente las relaciones con el resto de las Américas
porque el problema con Cuba era una especie de ampolla que existía en
nuestra relaciones y esa ampolla deja de dolernos", dijo Santos en un
foro empresarial.
Además, para los cubanos aún está pendiente el levantamiento del
embargo económico estadounidense contra la isla, un viejo reclamo de
Latinoamérica en las citas regionales.
Pero sólo el Congreso, controlado por los republicanos, puede
levantar la medida y Obama, del Partido Demócrata, ha encontrado
resistencia en sectores políticos estadounidenses y entre los
influyentes representantes cubano-americanos.
Los críticos del acercamiento, escépticos de las reformas emprendidas
por Raúl Castro desde que asumió la presidencia en 2008, dicen que Cuba
no debe ser premiada a menos que cambie su sistema político de partido
único y permita elecciones libres.
VENEZUELA HACE SOMBRA
La reconciliación entre la primera economía mundial y Cuba, ubicada a
pocas millas del territorio estadounidense, llega empañada por la
tensión entre Washington y Caracas, cuyo líder Nicolás Maduro ha
escalado su discurso antiimperialista desde que Obama emitió un decreto
que califica a Venezuela como una amenaza para la seguridad.
Si bien Obama dijo esta semana que en realidad no ve al país
sudamericano como una amenaza, Maduro quiere que el líder estadounidense
rectifique y derogue el decreto, apoyado en las firmas de más de 10
millones de venezolanos.
"Venimos a esta cumbre con el mejor espíritu constructivo, de
construir la paz, de construir unión, de construir justicia pero en base
al respeto", dijo Maduro a su llegada a Panamá.
La tensión no solamente la aportó Venezuela. En el foro de
organizaciones civiles donde habló Obama, hubo momentos de crispación
entre opositores al Gobierno de Castro y grupos oficialistas, quienes se
insultaron y empujaron horas antes de que llegara el líder
estadounidense.
"No me gusta el hecho de que los actores que estamos dentro de Cuba
no hemos sido tomados en cuenta (...) Se ve que no hay buena voluntad
del Gobierno cubano (y) no quieren hacer ningún tipo de concesiones",
dijo el disidente cubano Guillermo Fariñas, quien ha protagonizado
varias huelgas de hambre y ha sido encarcelado varias veces.
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